17 de julio de 2017

Yo antes de ti (Jojo Moyes)



Título: Yo antes de ti
Autor: Jojo Moyes
Número de páginas: 496
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Punto de Lectura
Lengua: Castellano
Año de publicación: 2015
  
Louisa Clark sabe muchas cosas. Sabe cuántos pasos hay entre la parada del autobús y su casa. Sabe que le gusta trabajar en el café The Buttered Bun y sabe que quizá no quiera a su novio Patrick. Lo que Lou no sabe es que está a punto de perder su trabajo o que son sus pequeñas rutinas las que la mantienen en su sano juicio. Will Traynor sabe que un accidente de moto se llevó sus ganas de vivir. Sabe que ahora todo le parece insignificante y triste y sabe exactamente cómo va a ponerle fin. Lo que Will no sabe es que Lou está a punto de irrumpir en su mundo con una explosión de color. Y ninguno de los dos sabe que va a cambiar al otro para siempre. Yo antes de ti reúne a dos personas que no podrían tener menos en común en una novela conmovedoramente romántica con una pregunta: ¿qué decidirías cuando hacer feliz a la persona a la que amas significa también destrozarte el corazón?

     Desde que vi anunciada la película, tenía mucha curiosidad por la historia. Pero no podía verla antes de leerme el libro, por lo que tuve que morderme las uñas. La ocasión perfecta llegó para Sant Jordi, día que decidí hacerme este auto regalo.

     La historia empieza con un principio típico: Will, un exitoso empresario, tiene la vida perfecta. Trabajo mucho pero gana dinero suficiente para realizar múltiples viajes y disfrutar de la adrenalina que tanto le gusta. En cambio, tenemos a Louisa. Una chica muy sencilla, que vive en un pueblo apartado del mundo y que trabaja en un acogedor café para ayudar en los gastos de casa.
     Pero la vida de ambos cambia en un abrir y cerrar de ojos. Will sufre un accidente que le deja tetrapléjico y debe despedirse de su vida de ensueño para mudarse a un pueblo donde “la gente sólo viene cuando está aburrida de vivir” junto a sus padres, quienes deberán cuidar de él. Por otra parte, el bar donde trabaja Louisa cierra permanentemente, por lo que pierde su trabajo y se encuentra en paro, sin estudios y sin experiencia.
     A partir de aquí, la historia se centra un poco en Louisa, quien estará buscando un trabajo día y noche para continuar ayudando con los gastos de la familia.


"A veces, Clark, tú eres la única razón que tengo para levantarme por las mañanas".

     Es muy difícil encontrar un libro que me enganche nada más empezar a leer pero, en este caso, me sorprendió mucho. Lo que más ayudó fue el sentido de humor de Louisa, el cual está claro que heredó de su padre, un hombre que sabe tomarse las cosas con humor a pesar de las circunstancias. 
     La lectura es muy fácil, rápida y refrescante. Antes de darte cuenta, Louisa se encuentra trabajando para la familia de Will, a cargo de éste. Pero encontramos un cambio radical en su actitud, ya que hallamos un hombre atormentado en una silla de ruedas. Pero Louisa deberá ganarse la confianza y la amistad de Will para continuar en el trabajo, aunque no será una tarea fácil.
     Al principio, la relación entre ambos no será fácil. Pero, poco a poco, con ganas y esfuerzo por parte de Louisa, nacerá una historia muy peculiar. En ellos encontrarán un apoyo incondicional, donde se verán las caras con el pasado para superar el miedo que les paraliza. Will se encontrará obsesionado con enseñar a “vivir” a Louisa, mientras que ella intentará hacerle cambiar de opinión a éste respecto a decisiones de su vida.

-No quiero entrar todavía. Sólo quiero estar aquí sentado y no pensar en… -Tragó saliva. Incluso en la penumbra, noté que hacía un esfuerzo-. Sólo… quiero ser un hombre que ha ido a un concierto con una chica vestida de rojo. Sólo unos pocos minutos más.
     Me ha gustado mucho porque, la historia, no sólo se centra en Will y su enfermedad. Si no también en Louisa respecto a su cabezonería de conformarse con una vida tan simple, sin tener ninguna aspiración en el futuro, como tampoco querer sacar su potencial y realizar grandes cosas.      El hecho de que presenten la eutanasia una manera tan natural también es un gran punto a su favor, te hace plantear que decisión tomarías en caso de estar en la piel del protagonista. Y está genial, porque en el libro encuentras diferentes opiniones que te harán debatir contigo misma.
     La historia está contada en primera persona, por Louisa, a excepción de unos pocos capítulos que están explicados desde la visión de otros personajes. Dichos capítulos eran cortos y necesarios, para conocer la opinión de una tercera persona respecto a las decisiones de Louisa y Will. 
     Es una novela que te hará reflexionar en todos los sentidos, pero también es dura y muy real. La autora ha conseguido transmitir al lector todo lo que sienten los personajes de una forma muy sencilla y diferente. Y, como he mencionado antes, te hará debatir mucho para conseguir una opinión parcial sobre el tema.

“Quiero que viva si él quiere vivir. Si no es así, al obligarlo a seguir adelante, tú, yo, por mucho que lo queramos, nos habremos convertido en otro hatajo de imbéciles que no sabe respetar su voluntad”.

     Antes de acabar, mencionaré la versión cinematográfica del libro con Emilia Clarke (Juego de Tronos) como Lou y Sam Claflin (Los Juegos del Hambre) como Will. Me ha parecida una adaptación muy buena, desde luego ha pasado mi estricta aprobación de versiones. La película es muy fiel al libro, y los actores han sabido interpretar a los personajes a la perfección (Emilia me han sorprendido mucho). Hay algunos datos que han omitido en la cinta pero, obviamente, es entendible. No podemos pretender que una película de 2 horas tenga TODOS los detalles de un libro de 300 páginas. ¿Lo bueno? Son detalles que no pasan desapercibidos. 

3 de julio de 2017

Harry Potter en concierto

     Siempre he sido una persona que organiza los regalos con antelación, aunque este año he pecado y me he fallado a mí misma. San Valentín estaba cerca y, por temas de trabajo, no había pensado cual podría ser el regalo perfecto para mi pareja. Tampoco sabía cómo superar el regalo del año pasado, un libro de color rojo con la carta más sincera que jamás he escrito (puede sonar muy fácil de superar, pero no, es complicado).
     Semanas atrás me enteré que el día 1 de abril vendría la orquestra de “Harry Potter y la Piedra Filosofal” a Barcelona. Por consiguiente, él también se enteró, pero por temas personales no veíamos posibilidad de asistir.
     No quería rendirme, y más sabiendo cuanto le gusta esa saga a mi pareja. Así que, la noche del 18 de enero, las compré del tirón y ¡TACHÁN! Íbamos a vivir en nuestras propias carnes la banda sonora de la primera película de Harry Potter.
     Tenía una sorpresa especial por San Valentín para darle las entradas. No podría superar al regalo del año pasado, pero sería inesperado. Aun así, por razones ajenas a mí (es un gruñón) tuve que dárselas antes de tiempo.
Se las di a finales de enero, aunque todavía quedaban 3 meses por delante. ¡Qué nervios!



     Y… ¡¡llegó el día!! El día comenzó “fantástico” porque cayó una tremenda tormenta sobre las 14h de la tarde. Por suerte, dejó de llover poco antes de salir rumbo a Barcelona.
     Teníamos tantas ganas de llegar a Palau Sant Jordi para disfrutar de ese espectáculo que llevábamos desde enero con una cuenta atrás para ver cuánto quedaba para dejar de comernos las uñas.
     El estadio estaba lleno, a excepción de los peores asientos. Cuando compré las entradas en enero, apenas quedaban sitios aceptables y pude coger los mejores que encontré.
     Todo estaba oscuro, la gente en silencio y disfrutando del inicio del mundo Harry Potter con una banda sonora en directo. ¿Qué más se podía pedir?
     ¡Cuántos recuerdos viví mientras estaba sumergida en ese mundo de fantasía! Harry Potter y la piedra filosofal es, para mí, la mejor película de la saga (como también el libro). Conocemos al protagonista, su familia muggle, su historia… como cambia su vida de la noche a la mañana con la entrada de Hagrid y, con ello, la verdadera historia de sus padres fallecidos.
     Tenía 10 años cuando fui al cine a ver Harry Potter. ¿Qué era Harry Potter? No lo sabía, pero todos mis compañeros de clase no dejaban de hablar de la película. Y yo me enamoré de ese mundo, cómo consiguen que el espectador esté viviendo en primera persona toda las vivencias de Harry, esas ganas de coger una escoba y echar a volar… (También me enamoré del actor, qué le vamos hacer).
     El 1 de abril, en el Palau Sant Jordi de Barcelona, volví a sentir la misma sensación. Una sensación increíble, única. Me encantaría vivir ese sentimiento todo el tiempo. Volví a tener 10 años y estaba realmente emocionada porque, además, estaba disfrutando de ese sentimiento con mi pareja.


     Y no era la única que lo sentía en ese estadio, si no la gran mayoría del público. Posiblemente, todos los de aquella sala hemos visto la película cientos de veces desde su lanzamiento y, aun así, fue como verla por primera vez.
     Rendimos homenaje a Alan Rickman nada más aparecer en pantalla, como también celebramos cuando Harry entró en Gryffindor. Vivimos como si de un verdadero partido de Quidditch se tratara, animamos a Harry y a Ron a terminar con el trol que escapó de las mazmorras, pero también nos sentimos fatal cuando Ron dijo que Hermione no tenía amigos.
     Aplaudimos a Hermione cuando salvó a Ron del lazo del Diablo con un hechizo, apoyamos a Ron tras realizar un increíble jaque-mate en el ajedrez y teníamos la piel de gallina cuando Harry se enfrentó cara a cara, por primera vez, al tenebroso Lord Voldemort.
     Como era de esperar, cada espectador era de una casa diferente: Slytherin, Ravenclaw, Hufflepuff o Gryffindor.  Vitoreamos nuestra casa con todas nuestras fuerzas cuando hacían el recuento de los puntos que habían ganado a lo largo del año, porque realmente sentimos que pertenecemos a ella.



     Salí contenta, emocionada, con muchas más ganas de volver a disfrutar de ese maravilloso espectáculo (y sí, volvería con la misma película). Siempre digo que, cuando veo (o leo) cualquier cosa, es porque las siento como si estuviera en la misma piel. Por eso Harry Potter me gusta tanto, porque consiguen que esté sentada en las aulas de Hogwarts, aprendiendo hechizos, al lado de mi compañera Hermione.
     De todas formas, no salimos con las manos vacías. Aprovechamos el descanso de 20 minutos para mirar la zona del merchandising, donde compramos grageas de todos los sabores y un libro conmemorativo de la banda sonora, con datos muy curiosos sobre cómo fue creada (menos mal que tengo un traductor a mi pareja, porque está en inglés).
     Al llegar a casa, decidimos probar las grageas. La primera y la última que probé: sabor a vómito. Por suerte, no era el mismo sabor que el vómito, pero era asqueroso.



     No puedo más que recomendar ver este concierto porque es realmente alucinante. Disfrutarás de la película, del ambiente y de una increíble banda sonora en directo. Cada segundo merece la pena.